En 1977 la Organización Internacional De
Estandarización ISO estableció un subcomité encargado
de diseñar una arquitectura de comunicación. El resultado
fue el Modelo de referencia para la Interconexión de Sistemas
Abiertos OSI, adoptado en 1983, que establece unas bases que permiten
conectar sistemas abiertos para procesamiento de aplicaciones distribuidas.
Se trata de un marco de referencia para definir estándares que
permitan comunicar ordenadores heterogéneos.
Dicho modelo define una arquitectura de comunicación estructurada
en siete niveles verticales. Cada nivel ejecuta un subconjunto de las
funciones que se requieren para comunicar con el otro sistema. Para
ello se apoya en los servicios que le ofrece el nivel inmediato inferior
y ofrece sus servicios al nivel que está por encima de él.
Idealmente, los cambios que se realicen en un nivel no deberían
afectar a su nivel vecino mientras ni se modifiquen los servicios que
le ofrece.
La tarea del subcomité ISO fue definir el
conjunto de niveles y los servicios proporcionados por cada nivel. Los
principios aplicados para establecer un nivel fueron los siguientes:
- Diferentes niveles deben corresponder a diferentes
niveles de abstracción en el manejo de los datos (por ejemplo
diferencias en la morfología, la sintaxis, la semántica).
- Cada nivel debe ejecutar una función
bien definida.
- Aprovechar la experiencia de protocolos anteriores.
Las fronteras de niveles deben situarse donde la experiencia ha demostrado
que son convenientes.
- Establecer las divisiones de los niveles de
forma que se minimice el flujo de información entre ellos.
- El número de niveles debe ser suficiente
para que no agrupen funciones distintas, pero no tan grande que haga
la arquitectura inmanejable.
- Permitir que las modificaciones de funciones
o protocolos que se realicen en un nivel no afecten a los niveles
contiguos.
- Cada nivel debe interaccionar únicamente
con los niveles contiguos a él (superior e inferiormente).
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